San La Muerte tiene sus orígenes en la cultura guaraní. Según la leyenda, fueron unos indigenas durante la época de las reducciones Jesuíticas quienes encontraron una imagen de una escena bíblica donde estaban pintados Jesús, el Diablo y La Muerte.

Al quitar la figura de la calavera de contexto, ésta comenzó a ser adorada luego de la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767, porque la cultura indígena quedó desestabilizada y en una extraña composición que combinaba sus viejas creencias con la impuesta por los religiosos a lo largo de su misión por nuestras tierras. San La Muerte es también conocido como "Señor de la Buena Muerte" o el "Santito".

En el caso de San La Muerte aquí en Paraguay, se realiza un festejo a su figura en esta capilla ubicada en Itá, presidida por el "Pai" Nicolás Benítez, quien es médico naturalista y también seguidor del culto umbanda. En varias localidades y ciudades de países de América del Sur donde estuvieron los Jesuitas, se festeja entre el 15 y 20 de agosto el día de San La Muerte. En el oratorio del Pai Benítez se suele realizar el 14 de agosto.

Aquí a diferencia de lo que podría pensarse como si se trata de algún festejo oscuro o maligno, es todo lo contrario. El lugar es visitado por niños acompañados de sus familias porque se hace como una especie de festejo previo al "Día del niño" (16 de Agosto) donde ofrecen almuerzos y meriendas a aquellos de escasos recursos o de familias humildes y además regalan juguetes a los mismos. Suele haber un show de animación infantil y se pasa un día del niño totalmente diferente.

San La muerte no está reconocido por la Iglesia Católica aunque sus seguidores sean también devotos de dicha Iglesia por lo que se convierte en una figura pagana. Sin embargo, quienes adoran al Señor de la Buena Muerte lo hacen bajo el lema de no cuestionar a qué religión pertenece cada uno sino cuántas obras de bien uno realizó antes de partir de este mundo.

Hablar de este culto así como declararse seguidor de San La Muerte es un tema tabú para mucha gente de la sociedad, aunque la mayoría de las veces ocurre por el recelo, por asociar su representación (la calavera) al diablo, porque muchos declarados brujos lo adoran, o bien porque entre sicarios, ladrones y otra clase de bandidos (sobre todo en varias zonas de Argentina) comenzaron a seguir esta figura pagana o encomendarse a San La Muerte antes de cometer sus actividades.

Sin embargo San La Muerte no es maligno o perverso, sino más bien es protector. A él se encomiendan o le hacen promesas y ofrendas sus seguidores para pedir por salud, por algún trabajo que no está consiguiéndose, para curar a un enfermo o bien para proporcionar una buena muerte el día que te toque.